26.5.08

Presentación del novela La Almadraba



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Leonardo da Jandra y Guillermo Fadanelli durante la presentación.


En el foro Octavio Paz de la librería del Fondo de Cultura Económico de Miguel Ángel de Quevedo de la ciudad de México, donde no cabía un pescado más de los múltiples que han caído en La Almadraba escrito por Leonardo da Jandra (y último volumen que cierra la trilogía costeña empezada por Huatulqueños y Samahua) el polémico escritor Guillermo Fadanelli dijo que: Da Jandra, sin ser mi maestro siempre tiene un título que recomendarte que te cambia la vida. Continuó diciendo Fadanelli que da Jandra es un escritor necesario en la literatura, porque de no existir su obra, una parte del espíritu se quedaría a oscuras. Espíritu en el sentido alemán que es el de crear objetos que no se encontraban antes en el mundo y hacer así menos oscura nuestra existencia.

En esta novela se revela la pasión por el mar y el respeto al poder destructor de la naturaleza. Cazador minucioso, en su novela La Almadraba, sus personajes poseen una realidad desoladora; es como si el lector llevara la novela a la espalda, siendo transportado hacia lugares inéditos. Fadanelli citó a Dostoievski al decir que en esta nueva novela de da Jandra se nota “el sufrimiento como un tomar conciencia de las cosas”. A Guillermo le gustó mucho un personaje dialoga con la muerte diciendo que: “Yo ya estoy más muerto que vivo, por lo tanto puedo hablar sin ofender a nadie”. Y es que la vida y la muerte se vuelven un constante renacer, otra mirada de la muerte y de la vida presentes en Huatulqueños y Samahua.

Continuó Guillermo comentando que: en La Almadraba, se enfrenta el lector a un mar de palabras, donde el conjuto de historias son llevadas por el mismo impulso de las mareas. Cazador y pescador consumado, da Jandra tiene conciencia cabal de los habitantes de la selva y el mar, por lo que su narración jamás nos cansa. Siente Leonardo una pasión por el héroe en la eterna caída, el héroe trágico. El héroe que sabe que, a su pesar, va a perder, pero que da la lucha hasta el final. Y continúa diciendo Fadanelli que esta novela es una obra de un humanismo visto desde un lado idealista, a pesar de las derrotas aparentes de sus personajes. No negará da Jandra que tiene que ver con el romanticismo alemán: La Almadraba es una metáfora, una red de donde nadie logra escapar, una humanidad atrapada en las redes del consumismo y la depredación de su entorno. Y acaba diciendo Guillermo que es necesario proteger y luchar porque la reserva huatulqueña permanezca para las nuevas generaciones y no termine como otro Acapulco o Cancún.


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Después el escritor Leonardo da Jandra dijo que empezó a escribir La Almadraba justo el día en que los burócratas sin alma de FONATUR le notificaron la demanda por “haber invadido un predio que ocupaba con su compañera desde cuatro años antes de que llegar FONATUR a Huatulco”. El autor de Huatulqueños y Samahua, añadió que con esta novela se cerraba no sólo el ciclo de la trilogía costeña, sino también su proyecto utópico en la costa de Huatulco. Da Jandra lamentó que hayan tenido que ser los burócratas de FONATUR los encargados de expulsarlo de su paraíso huatulqueño pero, enfatizó que está encantado con el cambio que ha experimentado su vida y la de su compañera a partir de su traslado a Oaxaca.

Ya en el terreno exclusivamente literario dijo que La Almadraba es la novela más metódica y precisa que ha escrito, una un profundo y sincero agradecimiento de todo lo que el mar le ha dado. Enfatizó que es imperdonable que en un país con casi once mil kilómetros de litorales apenas exista literatura sobre el mar y que lo más rescatable de Marx era que decía que había que naturalizar al ser humano y humanizar a la naturaleza, y se declaró a favor de la conservación del Parque huatulqueño y en contra de los proyectos turísticos que FONATUR pretende realizar en Cacaluta, atentando contra la sociedad huatulqueña y su naturaleza pródiga.

Leonardo comentó que varias veces ha estado a punto de morir en el mar, y que la muerte no es como dicen algunos, algo aterrador, sino es solamente un cambio de piel porque nuestro espíritu nunca morirá…

Concluyó su presentación da Jandra diciendo que lo mejor de la literatura es para crear amigos como Fadanelli. Dijo que el mayor enemigo el intelectual es el burócrata arrogante que no ve sus deficiencias y no se rodea de un buen equipo para tomar las mejores decisiones, el mayor bien, el mayor tiempo posible y para la mayor cantidad de gente.

Después de varias intervenciones del público, Fadanelli dijo que La Almadraba es “La novela del Mar”.

11.4.08

Cacaluta 31-10-99

Nueva visita del escritor Andrés Jorge. Es un caso en que vida y obra están regidos por la misma exigencia: el rigor y el éxito. Es casi seguro su salto literario; sin embargo, ninguna de las tres novelas que hasta ahora ha escrito (ni siquiera la que ganó el Premio Joaquín Mortiz) han logrado aún la madurez de su ingenio original. El siempre echa por delante su condición de escritor de tiempo completo, pero lo cierto es que le resulta imposible desprenderse de su papel de editor de National Geographic en español. Aunque nació y creció en Cuba, su visión del mundo y de la literatura tiene la lucidez límite del talento latino con la mejor ironía norteamericana. Acordamos que en el número de julio del 2000 salgan seis páginas de la revista dedicadas al Parque Nacional Huatulco.

Me enviaron Paraderos literarios de Ricardo Garibay. Prosa intensa y rencorosa; por momentos alcanza la luminosidad del gran maestro, aunque el odio insuperable a los imbéciles consagrados termine desdibujando los grandes trazos.

Garibay es un caso contrastante de hombre que logró vivir de su pluma. Jamás dejó de proclamar la primacía del arte sobre la vida; pero su vida áspera e intolerante se cernió sobre su obra y la privó del mejor brillo. Para el Lucifer que aún llevo adentro, el caso de Garibay es alertante: atacar sin tregua a los mediocres que triunfan conduce inevitablemente al aislamiento. Y al final suelen ser los mediocres los elegidos para reescribir la Historia. 

Al poco tiempo de publicarse Huatulqueños, Martín Solares fue a Cuernavaca a entrevistarlo y le llevó un ejemplar. Garibay lo leyó y le habló a Martín por teléfono para decirle que cuando yo pasara por la ciudad de México me acercara a Cuernavaca para compartir con él un buen vino. Por ese tiempo tenía Garibay un programa de televisión sobre crítica de libros, y al ver uno de esos programas recibí tal impresión negativa, que preferí quedarme en el ámbito estricto de la obra. Cuando un autor tiene una impronta vital soberbia, lo más conveniente es que su obra pase por anónima.

Cacaluta 5-11-99

Rumia adaptativa: lecturas y relecturas de los libros de Tusquets que me hizo llegar Martín Solares. Como contrapunto a las inevitables referencias al mundo profano de ventas y novedades, la férrea persistencia en el rechazo. Martín insiste en que un programa de giras a las principales universidades triplicaría mi número de lectores. Tal vez... y tampoco puede ser gratuito que el etéreo Basilio Baltasar le haya arrebatado a la editorial Txalaparta los dos volúmenes de la trilogía costeña para llevárselos de fiambre a Seix Barral.

En Canarias estuve con Mario Monteforte Toledo, escritor guatemalteco de gran renombre patrio, y que a sus ochenta y ocho años tiene una vitalidad excepcional (estaba entusiasmadísimo con la visita que le iba a hacer en París a su novia italiana de cuarenta años). Lúcido, rebelde anacrónico y profundamente dolido por el desprecio del medio literario peninsular, el hombre todavía tiene la necia esperanza de que los fenicios que manejan la mayoría de las editoriales españolas publiquen su obra costumbrista rebosante de un indigenismo resentido. Al despedirme de él, pensé que su pasión vital no merecía regodearse en la derrota; quise decirle que era más pleno el silencio que la súplica y el lamento, que mejor leyera a Beckett que a Cela ; pero lo vi tan esperanzado con la promesa de Alfaguara que me negué a anticiparle la derrota.

Cacaluta 7-11-99

Los buzos huatulqueños -por fortuna en franca extinción- rechazan instintivamente el trato con el turista. Son promiscuos y de un orgullo que sólo se puede atribuir a su desconfianza radical hacia los extraños. Con un gancho, un arpón y una pequeña barreta saquean sistemáticamente las profundidades del Parque marino. Cuando van en lancha y sorprenden al paso a una tortuga, se clavan al instante sobre ella y la suben. No buscan la exquisita carne ni la preciada piel, sino tan solo los huevos. Con un cuchillo le hacen a las hembras una hendidura en el costado y por allí, metiendo con avidez su garra, le extraen todos los huevos; después arrojan la tortuga al mar y se ríen salvajemente de la rapidez con que el animal aletea hacia la profundidad dejando un rastro de muerte. Tras varios días de andar flotando a la deriva, las olas arrojan el cuerpo pútrido a la orilla y allí los zopilotes realizan su ritual macabro. El espectáculo tiene toda la perversidad de un mitin político: primero picotean los más fuertes, alrededor de éstos curiosean los que siguen en atrevimiento y por último, en la franca e inofensiva periferia, merodean los perdedores. Al atardecer, cuando los fuertes levantan el vuelo satisfechos, los débiles se acercan para confirmar la derrota.

Cacaluta 9-11-99

Aquí, en este rincón pletórico de vida aprendí que el paraíso y el infierno son las dos caras de un mismo todo. Y aunque estoy seguro que vivo la mejor de las vidas para mí posibles, cada vez me afirmo más en la convicción de que el aspecto paradisiaco del todo que habito es más vegetal y animal que humano.

Humanizar es culturizar, y una naturaleza cultivada pierde su libertad primigenia para convertirse en huerto o jardín. Hay sin duda en la inculta exuberancia de las selvas algo de mitología germinal, una plenitud sin dirección ni valor de uso donde la vida y la muerte se suceden en un equilibrio casi ritual. Sólo con la intervención del hombre la naturaleza pierde su armoniosidad. Cuando el espacio paradisiaco se historiza, lo infernal comienza a ser determinante. El hombre fija fines y calcula beneficios, rompe el equilibrio imperante y la vida animal y vegetal es condenada a muerte.

Tras años de contemplar la agresión calculada del hombre sobre la naturaleza tengo la certeza de que la verdadera experiencia paradisiaca es la interior, y que ésta sólo se alcanza trascendiendo la infernalidad en que gusta solazarse el cuerpo. El que ve una vez el lado paradisiaco de la vida jamás lo olvida, y el recuerdo permanece hasta el instante mismo de la muerte. Pero el que descubre el paraíso después de haberse perdido en los rincones más tentadores del infierno, sabe que la luz que lo ilumina es tan sublime, que todo lo demás ni siquiera queda en el recuerdo.

Cacaluta 15-11-99

Reestructuración a fondo de la novela que estoy haciendo: En el corazón de un sol herido. 

Hace cuatro años, cuando estaba indeciso sobre el tratamiento estructural dado a Samahua, Martín Solares insistió con vehemencia para que en lugar de una novela le diera la forma de un conjunto de relatos. Esta sugerencia me pareció entonces una clara muestra de que Martín no había entendido el papel determinante del contrapunteo nucleohistórico en el primer volumen de Arousiada (y no fue gratuito que en la presentación de la solapa se refiriera a la novela como conjunto de relatos). Esa vez fue Alejandro Morales –otro de los amigos perdurables que le debo a Entrecruzamientos - el que apoyó con firmeza la estructuración del contrapunteo temporal de Samahua, y que muchos de los personajes fueran los mismos de Huatulqueños.

Pero ahora, la crítica fecunda de Martín me decidió a suprimir el contrapunteo en favor de una linealidad ultradinamizada. Espero, no obstante, la opinión respectiva de Alejandro con el calmado desapego del cazador que sabe muy bien que la mayoría de las veces la posible víctima no llega.

Todo el entorno empieza a cambiar de piel. Pero al revés del desolado otoño septentrional, aquí la vida fluye por doquier y los instintos depredatorios se aguzan ante los sonidos de la hojarasca y los olores de apareo.

Cacaluta 1-12-99

Lectura del último inédito de Hemingway. Hay aún por momentos en ese viejo depredador truculento toques incuestionables de la mejor literatura. Esos diálogos cortocircuitados son como señales de fuego en medio de la estupidez del más llano common sense. Algunas imágenes conservan el atrevimiento antisolemne del auténtico outsider; y ciertos detalles –como enseñarle a decir en español a la bellísima negra Debba “estoy en la puta gloria”- denotan la mirada esencializadora del genio.

Sigo prefiriendo El cazador blanco de John Hunter a este diario novelado e inconcluso que nos muestra a un Hemingway de sintaxis enmarañada rodeando islotes de amenazado esplendor. No obstante, puede considerarse Al romper el alba una muestra magistral del Hemmingway estereotipado por la crítica : un personaje metaliterario obsesionado por las mujeres, el alcohol y los rituales de la más primitiva violencia.

Cacaluta 8-12-99

Ayer la NASA perdió su segunda nave al tratar de cruzar la atmósfera de Marte. En represalia por intento de profanación, el planeta enrojeció la corriente del Pacífico oaxaqueño y la vida marina huyó hacia las profundidades. En días así, cuando la dieta obligada va del tasajo de venado a la despensa que traemos de afuera, se me hace claro que el regreso al consumo industrial sería el final de nuestro proyecto utópico.

Es sorprendente la rapidez con que la vida, en toda su fascinante diversidad, desaparece día a día con el progreso destructivo. Hoy vimos una comunidad excepcional de delfines en tránsito hacia el norte. Raga destacó, como siempre, el lado maravilloso; yo me limité a despedirlos a todo lo ancho de la visión en su carrera gozosa hacia la muerte.

Cacaluta 17-12-99

Hay en los momentos de caída una desgana de mundo que si perdura se convierte en pura negación. Cuando se está en ellos es más, mucho más, lo que no se hace que lo que se hace, y aun así lo que se hace está nimbado de mediocridad y rezuma rencor ante la impotencia.

Escribir es siempre más tarea que leer. Para mí la lectura es el lado gozador de la escritura, y un escritor que no lee con gusto lo que escribe es un mal escritor. Lo verdaderamente insano es cuando ya ni se goza la lectura. Algo le corresponde a la naturaleza circundante y algo al libro; pero lo determinante es cómo se haga la lectura.

Con Bakakái de Gombrowicz ni siquiera pude llegar a la mitad. En los setentas Ferdydurke y Cosmos habían consagrado al autor como excéntrico y antigregario: dos atrayentes calificativos para los cultores de los límites. Ahora que todo alrededor es fermento y agotamiento, la rebuscada absurdidad de los relatos me parece de una excentricidad provinciana.

Con la vida de Santa Teresa, que alterné para oxigenarme fue mayor el abrumamiento que la aburrición: me aniquiló tanto sufrimiento y tanto deseo de soportarlo. Tal vez el motivo esté en el farragoso castellano del siglo XVI, y a que cuando uno está en el abismo todo se ve alto, quizás demasiado alto.

6.3.08

Cacaluta 30-10-99

De nuevo en el centro solar. Y desde aquí Madrid, con su aquiescencia glamorosa, y Canarias tan hispanoamericana y festiva, se ven como dos referencias efímeras en un parpadeo insomne.

Un proyecto justiciero: acabar con los neofenicios que profanan, con su afán desmedido de lucro y la celebración de todo tipo de simplezas, la relación autor-lector. El cincuenta por ciento que cobran ya los grandes mercaderes de libros hace pensar, con un regusto de rebeldía, en la grandeza de aquellos libreros que leían todo y sabían qué recomendarle a cada lector. Por lo demás, el papel de los editores es cada vez menos relevante: costos y beneficios sustituyen al gusto estético y la creatividad. Tal vez con la red literaria desaparezca la industria editorial como la conocemos hoy día (lo que supondría la salvación providencial de millones de árboles); sin embargo, estoy seguro que el libro de arte gozará de mejor ventura.

La novela que estoy escribiendo volvió a experimentar una reacomodación violenta. A la sugerencia de Fadanelli se le aunó la de Martín Solares y decidí con ellos que era mucho más fluida la versión lineal de las andanzas de Trilce. Probablemente en las divagaciones entre El y Trilce en el desierto intercale los capítulos contrapunteados a manera de intercambio terapéutico.

La doble posibilidad del creador: alimentarse de sus creaciones o ser devorado por ellas.

5.3.08

Madrid 13-10-99

Presentación en la Casa de América del librito que me encargaron sobre la conflictiva identidad entre España y México. A excepción de Alex de la Iglesia y su grupo, la mayoría de los asistentes era de la tercera edad: un público que ya no puede asistir ni a los bares ni a los estadios.

Mi tesis sobre el desplazamiento del centro de la Hispanidad de España hacia México no causó mayor sorpresa. Aquí en Madrid es ya un consenso la inevitable debilitación del Estado español frente al empuje desmesurado de las autonomías.

Mientras los ancianos se enfurecen contra los partidarios de la europeización a ultranza, los jóvenes mariposean por la Gran Vía en busca de nada. En El Corte Inglés los CDs de Luis Miguel se venden por miles, pero sobre México en realidad casi nadie en España puede expresar más que trivialidades turisteras.

Definitivamente el camino de los españoles hacia Hispanoamérica es directamente proporcional a la ignorancia en que se regodean.

México D.F. 9-10-99

Cena en casa de Paty Mazón, mi editora en Planeta. Además de ella y Raga estuvieron también Héctor Manjarrez y Martín Solares, editor de Tusquets.

Se habló sobre literatura y cine en gozosa discordancia. Condena total a Ripstein por su creciente deformación festivalera, y a Carlos Fuentes que se ha convertido en un personaje fársico para satisfacción de los consumidores de literatura estéticamente correcta.

Con Héctor la relación es cariñosamente belicosa. No perdona los destellos protagónicos, y cuando arremete lo hace con la torpe necedad de un macho cabrío en celo. Antes de la tercera copa la simpatía fue plenitud de concordancias, después el intercambio de opiniones se convirtió en guerra franca. Paty es ahora el último eslabón que me une a los fenicios de Planeta.

Cacaluta 30-9-99

Tres días bajo la lluvia, y por fin se abre un claro para sentir a plenitud un sismo de más de siete grados en la escala de Richter. En esos momentos todo se suspende en el más primitivo de los vértigos, y es ahí donde se puede ver la verdadera faz de lo efímero.
Después el tiempo volvió a cerrarse en agua, y la formidable armazón del Taller Estético me hizo sentir adentro de algo invencible.

Cacaluta 25-9-99

Días de intensas y extensas lecturas sobre indigenismo. El tema ha sido,y continuará siendo aún por muchos años, motivo de disputas estériles. Siempre que la herida de la mexicanidad comienza con su pálpito febril, el indigenismo pasa a ocupar el estrellato. El título de la ponencia que leeré en la Universidad de las Palmas de Gran Canaria dentro del coloquio”Canarias encrucijada entre continentes” es por si mismo conclusivo: “Grandeza y decadencia del indigenismo en Mèxico”.

Ayer recibimos la visita del escrito Andrés Jorge, que es también el editor del National Geographic para América Latina. Vino con una asistente y un fotógrafo, con la intención de dedicarle unas páginas de la revista al Parque Nacional Huatulco.

Maté un ejemplar de “cuarentamanos” impresionante (casi veinticinco centímetros de largo), y ante las sacudidas estertóricas, con el cuerpo encendido de todos los rojos posibles en electrizante contraste con el negro ponzoñoso de las puntas de sus extremidades, se me hizo claro que matar por prevención es propio de la crueldad humana. En la pesca y la cacería la captura y muerte de la presa son el resultado de una acción que exige la máxima impecabilidad; por el contrario, cuando aplastamos a un insecto ponzoñoso es el temor lo que hace que aflore en nosotros el simio que llevamos agazapado muy adentro, y que no es capaz de otra respuesta que el temor histérico.

Cacaluta 22-9-99

Los sueños de vuelo se han distanciado en la medida en que he dejado de ensoñar a media mañana para dedicarme de lleno a la literatura.

La bajeza moral y el trasiego de poder me inflaman a menudo de rebeldía, aunque en el fondo esté convencido que tanto en los sueños como en la vida cotidiana la única salida es el desapego.

Siempre he admirado por su fluidez y capacidad de renuncia a los estoicos y los místicos. Por supuesto que no me imagino a Séneca o a San Juan de la Cruz encima de las rocas jalando un pargo o espiando en la cima de un pochote la llegada de un venado. Lo que me une a ellos no es el acecho exterior, sino la convicción plena en la vivencia interior, la búsqueda de la máxima potenciación del ser, el anhelo más sublime al que podemos aspirar.

Es claro que no soy un soñador, aunque me atraiga el andar merodeando por otros mundos. Por naturaleza y convicción soy un acechador: algo de pico y garra más próximo al águila que al búho.

Cacaluta 20-9-99

En Francia desfilaron trescientos mil imbéciles a favor de la música tecno. Al mismo tiempo en la selva de Chiapas los neozapatistas le muestran el culo al ojo insensible del satélite.

Una tardía enjambrazón de termitas convirtió el atardecer en una violenta erupción de corpúsculos voladores. De pronto, como engendros electrónicos salidos de una pantalla, las libélulas comenzaron a arrojarse sobre el torbellino con una precisión asesina. En el viaje hacia la luz está siempre al acecho la muerte.

Cacaluta 19-9-99

Demasiados nueves, demasiada importancia, demasiado todo... Vivimos el momento histórico del cambio, el exceso carnavalesco en que las masas exigen sacrificios y los líderes sólo pretenden el aplauso.

Regreso del Encuentro Internacional de Escritores en Monterrey: un desfile de mediocridades de cuerpo y mente en la pasarela del erotismo. Algo entre la seudoliteratura y el vómito. Hablé del erotismo como genuina representación del gasto excesivo de energía; un gasto que sólo es posible en el ocio. Ni el guerrero ni el trabajador pueden permitirse el malgaste de energía erótica.
Fue como un vendaval de ideas sobre mentes que nada más piensan en contratos, regalías y aplausos.

Esta vez Raga evitó que arremetiera críticamente contra la pésima estructuración del Encuentro. Las organizadoras prometieron cambios, pero estoy seguro que el burocratismo y la pedagocracia terminarán aniquilando el Encuentro.

En mi particular código ético todos merecemos otra oportunidad. Sin embargo, conceder una tercer oportunidad sería ya incurrir en lo fársico: la primera oportunidad es políticamente correcta, la segunda es éticamente correcta; y la tercera implicaría la ridiculización de las dos primeras. Primero fue la ofensa de Mempo Giardinelli, al forzar –con su solo voto contra los de David Martín del Campo y Eduardo Parra- la división del Premio nacional de literatura IMPAC con Rafael Ramírez Heredia. Luego vino el golpe bajo que le dieron a Guillermo Fadanelli, que por haber ganado el premio el año pasado debería ser miembro del jurado de este año, y que lo dejaron fuera sin notificación alguna...Y ahora me entero que Gonzalo Celorio le arrebata el premio a Daniel Sada con un solo voto a favor, el del energuménico R. H. Moreno-Durán que inutilizó el de Margo Glanz y el de un sumiso maestro del Tecnológico de Monterrey: así se hace la microhistoria de la literatura de la caída.

De vuelta a casa, varios arbolitos y cactáceas destruidos: reminiscencias bárbaras de los hijos del cuidador. Nicéforo regresa de Gringolandia con la mente en blanco respecto a la terrible enfermedad venérea que trajo de allá, y que después de enormes gastos y consultas a médicos y curanderos terminó curando Lucía con un antibiótico carísimo.


Cada día me convenzo más de que estos indígenas y su bárbara prole terminarán comiéndose al Imperio. Tal vez algún día logra aceptar como única respuesta a tanta incultura la fluidez y el desapego.

Cacaluta 1-9-99

Dos días rumiando El erotismo de Bataille. Prefiero ahora, después de veinte años de la primera lectura, la fluidez y diversidad de La parte maldita. En la visión erótica de Bataille hay una infravaloración imperdonable de la animalidad del cuerpo humano, y las contradicciones (lo bello y lo feo del erotismo, lo profano y lo sagrado, lo prohibido y lo permitido, etc.) llegan a ser una carga enfadosa para el entendimiento. En lo esencial me sigue pareciendo una obra de primer rango; pero que requiere la complementación de lecturas instintivas como las de Miller y Bukowski… ¡Sade jamás! Sería la más inverosímil identidad de los opuestos, la aniquilación de toda moral heroica: en vez de exaltación del instinto, pura patología del delirio; en lugar de una moral libertina, una moral carcelaria…

A la vista de una concelebración de cangrejos ermitaños, surgió claro el pensamiento de que el cambio de habitáculo, a medida que el cangrejo va creciendo, es similar a la maduración y cambio de las ideologías; al final lo único que queda claro es que los sistemas y las protecciones son tanto más válidos cuanto menos se absolutizan.

Cacaluta 30-8-99

Ayer Weimar y la Alemania unida celebraron de manera muy especial otro aniversario del nacimiento de Goethe. Más de cien mil personas se reunieron en la designada capital de la cultura europea del 99 para beber cerveza y compartir el pasmo del homenaje mulitudinario. Se venció de todo, desde libros hasta figurillas con la imagen mofletuda del patriarca y de su gran amigo y confidente Schiller. La noticia me llegó con el repulsivo clamor comercial que ahora parece envolverlo todo. No obstante, es mil veces preferible el griterío profano en torno a la memoria de los hombres sabios, que el estallido masivo ante engendros como Hitler “que sublevan contra sí al universo”.

Por la mañana, lluviosa y electrizada como los dos días anteriores, Nicéforo demolió mi escepticismo demostrándome que la cantidad de gusanos blancuzcos que brotaron por doquier caminaban sobre su espalda. A la vista de la boca y las patitas que parecían prevenir un ataque desde el aire, tuve la sospecha de que tal vez en el arrastre defensivo a que hoy se ve obligado el habitante de las grandes urbes, esté ya anunciada la futura desaparición de pies y manos: una sociedad que empieza a vivir de espaldas, está condenando a sus vástagos al vil arrastre.

Lecturas efímeras de autores contemporáneos: libros que mi humilde biblioteca rechaza por falta de espacio. Entre todos los recibidos el más reciente de Daniel Sada Porque parece mentira la verdad nunca se sabe merece que se le haga un lugar. Se trata de un delirio lingûístico interminable, como si al desierto de Sonora comenzaran de pronto a crecerle las más inverosímiles orquídeas por todos lados.