9.9.07

Cacaluta 17-7-99

Acabo de leer Antes del fin, las últimas palabras de Sábato desde el borde mismo de la Historia. Es doloroso ver cómo los pocos escritores auténticos que todavía quedan, son empujados al abismo por los tecnócratas que detentan el poder y por los pícaros sin moral alguna que trafican con la cultura.

Entre Dostoievski y Ciorán parece Sábato haber entretejido la red de su propia angustia. Toda su obra es un clamor de esperanza en medio del dolor vital. En la raíz del dolor y el desgarramiento está la duda, pero también están la fe y el sabio desapego que permiten superarla.

No es gratuita la falta de referencias a filósofos de la talla de Epicuro, Séneca y Plotino, verdaderos sabios ante el poder, los vicios y la muerte, y que lograron desapegarse del presente de manera ejemplar. Un intelectual que no se distancia prudentemente de su presentaneidad, termina convirtiéndose inevitablemente en un sofista.

Estoy de nuevo en transición creativa: atrás queda la experiencia numinosa en la Sierra mazateca; adelante la salida productiva a la utocrítica rigurosa que ahora me encadena a la renuncia total y al silencio.

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