5.3.08

Cacaluta 1-9-99

Dos días rumiando El erotismo de Bataille. Prefiero ahora, después de veinte años de la primera lectura, la fluidez y diversidad de La parte maldita. En la visión erótica de Bataille hay una infravaloración imperdonable de la animalidad del cuerpo humano, y las contradicciones (lo bello y lo feo del erotismo, lo profano y lo sagrado, lo prohibido y lo permitido, etc.) llegan a ser una carga enfadosa para el entendimiento. En lo esencial me sigue pareciendo una obra de primer rango; pero que requiere la complementación de lecturas instintivas como las de Miller y Bukowski… ¡Sade jamás! Sería la más inverosímil identidad de los opuestos, la aniquilación de toda moral heroica: en vez de exaltación del instinto, pura patología del delirio; en lugar de una moral libertina, una moral carcelaria…

A la vista de una concelebración de cangrejos ermitaños, surgió claro el pensamiento de que el cambio de habitáculo, a medida que el cangrejo va creciendo, es similar a la maduración y cambio de las ideologías; al final lo único que queda claro es que los sistemas y las protecciones son tanto más válidos cuanto menos se absolutizan.

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