5.3.08

Cacaluta 25-9-99

Días de intensas y extensas lecturas sobre indigenismo. El tema ha sido,y continuará siendo aún por muchos años, motivo de disputas estériles. Siempre que la herida de la mexicanidad comienza con su pálpito febril, el indigenismo pasa a ocupar el estrellato. El título de la ponencia que leeré en la Universidad de las Palmas de Gran Canaria dentro del coloquio”Canarias encrucijada entre continentes” es por si mismo conclusivo: “Grandeza y decadencia del indigenismo en Mèxico”.

Ayer recibimos la visita del escrito Andrés Jorge, que es también el editor del National Geographic para América Latina. Vino con una asistente y un fotógrafo, con la intención de dedicarle unas páginas de la revista al Parque Nacional Huatulco.

Maté un ejemplar de “cuarentamanos” impresionante (casi veinticinco centímetros de largo), y ante las sacudidas estertóricas, con el cuerpo encendido de todos los rojos posibles en electrizante contraste con el negro ponzoñoso de las puntas de sus extremidades, se me hizo claro que matar por prevención es propio de la crueldad humana. En la pesca y la cacería la captura y muerte de la presa son el resultado de una acción que exige la máxima impecabilidad; por el contrario, cuando aplastamos a un insecto ponzoñoso es el temor lo que hace que aflore en nosotros el simio que llevamos agazapado muy adentro, y que no es capaz de otra respuesta que el temor histérico.

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