24.8.07

Cacaluta 23-6-99

Cada vez que el aplauso del demos alcanza a un autor de obra duradera, siento que se comete una traición al verdadero conocimiento. No niego que hay grandezas que resisten la fácil celebración; pero un encumbramiento artificioso es pasaporte seguro para ingresar a la ignominia de la fosa común. El dilema es cada vez más acuciante: ¿cómo resistir, sin caer en el ostracismo, la tentación profana del poder?

Ayer el presidente de los Estados Unidos anunció el triunfo final de las fuerzas de la OTAN contra los servios. Con victorias como ésta, la palabra “vencedor” pierde su razón de ser y queda condenada a desaparecer de los diccionarios. En última instancia, lo único que viene a confirmar esta masacre disfrazada de acción libertaria es que los que se autoproclaman paladines universales del bien común y del libre intercambio de productos naturicidas, suelen ser los peores criminales.

Cuanto más leo de lo actual, mayor es la certeza de que me acerco ya al último abrazo de los clásicos. Las lluvias se están regularizando; sin embargo, el desarreglo climático es cada vez más notorio, y el mar, en protesta rebalsante, sigue negándome el ejercicio sublime de la pesca desde las rocas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pinche da jandra, lo que quedó desaparecido de los diccionarios es la palabra "servio" El país se llama Serbia y los habitantes serbios.